Por sus siglas Fecundación InVitro, se trata de un procedimiento que ayuda a la formación de embriones para así conseguir un embarazo, de manera asistida y controlada cuando de manera natural no se ha logrado.

A la pareja se le debe de solicitar una serie de estudios para evaluar que realmente son candidatos a este procedimiento, ya que si presentan alguna alteración en alguno de ellos pudiera comprometer el resultado. Una vez que ya se ha estimulado a la paciente para una hiperestimulación ovárica controlada, se realiza el proceso de extracción de los ovocitos.

Se trata de una punción folicular, donde se aspira el líquido de los folículos que crecieron durante la estimulación. Este líquido es depositado en tubos estériles para que posteriormente sean revisados por el Embriólogo dentro del laboratorio.

Este coloca el líquido en placas Petri y bajo lupa, busca los ovocitos contenidos en cada tubo. Como el líquido folicular puede traer sangre, los ovocitos deben ser separados lo más rápido posible, lavados y colocados en medio de cultivo para esperar a la fecundación.

El semen debe ser capacitado y preparado para la fecundación, para obtener los mejores espermatozoides.

Este proceso requiere que una muestra de semen sea NORMOZOOSPERMIA, lo que quiere decir que todos sus parámetros deben estar iguales o por encima a los establecidos por la OMS.

Ya que fueron seleccionados los mejores espermatozoides, son colocados en placas Petri en micro-gotas  de medio de cultivo con la concentración ideal. Deben ser alrededor de 10 mil espermatozoides por ovocito en cultivo. Con la concentración establecida son colocados los ovocitos juntamente con los espermatozoides y las placas son incubadas hasta el día siguiente.

A las 16 horas posteriores puede ser evaluado el resultado de la fecundación, para estar seguros que un solo esperma fue el que fecundó al ovocito. Y que los cigotos puedan iniciar con su división embrionaria.

El día de la valoración de la fecundación se considera día 1 de desarrollo embrionario.